De poesía...

Me parece igual a los dioses
el hombre aquel que frente a ti se sienta,
y a tu lado absorto escucha mientras
dulcemente hablas
y encantadora sonríes. Lo que a mí
el corazón en el pecho me arrebata;
apenas te miro y entonces no puedo
decir ya palabra.
Al punto se me espesa la lengua
y de pronto un sutil fuego me corre
bajo la piel, por mis ojos nada veo,
los oídos me zumban,
me invade un frío sudor y toda entera
me estremezco, más que la hierba pálida
estoy, y apenas distante de la muerte
me siento, infeliz.
Safo de Mitilene (poetisa griega del siglo VI a.C.)


Debe ser sólo una coincidencia

Su sorprendente parecido me lo asociaba terriblemente con ella. No obstante, este motivo es ahora insignificante; pues, ¿qué es lo que no está asociado con ella?, ¿y qué no me la recuerda? ¡No puedo mirar este piso sin que vea sus facciones grabadas en las losas!¡En cada nube, en cada árbol, llenando el aire de noche, y vislumbrada en cada objeto del día, me veo rodeado de su imagen!¡Las caras más vulgares de hombres y mujeres, mis propias facciones se mofan con su semejanza!¡El mundo entero es una horrible colección de recuerdos de que ella existió y de que la he perdido!


Cumbres borrascosas, Emily Brontë

-Quizás a Lis le ocurrió una situación parecida a la de Heathcliff. Pero quizás, necesitara ayuda.